Roses, naturaleza en estado puro
Ajuntament de Roses
Dentro del perímetro que conforman el puerto pesquero, cala Jóncols y Perafita, confluyen un entramado de factores que permiten la práctica de actividades en dos medios naturales diferenciados -tierra y mar-, como ciclismo, senderismo, running, cayac, natación, snorkel, vela, paddle surf o submarinismo.
A medio camino entre el núcleo urbano y el Parque Natural de Cap de Creus, una red de caminos que atraviesan bastos cultivos de viña favorece el conocimiento del entorno subido en bicicleta. Disfrutar de una impresionante panorámica de la bahía de Roses y el llano del Empordà, custodiados por el macizo del Montgrí, contemplar la majestuosidad del cabo Norfeu o hacer una instantánea de Sant Salvador, Port de la Selva y el Pení, son algunos de los premios al esfuerzo.
Por tierra o por mar, a pie o en cayac, rodeado de pinedos o navegando por aguas cristalinas. Sólo hay que escoger cómo descubrir las calas, uno de los bienes naturales más apreciados por los rosincs y sus visitantes. En el faro, donde el camino de ronda y el GR 92 se cogen de la mano, se inicia un recorrido de cerca de 11 kilómetros habilitado para la práctica del senderismo -apto para todos los niveles- y, para aquellos que lo prefieran, el running. Buen calzado, agua, bañador y crema solar son los útiles indispensables para disfrutar de un trayecto que rememora las guardias que hacían las patrullas para vigilar el contrabando. Por un camino de asfalto durante buena parte del tramo urbano, el camino se transforma y discurre por un sendero que, rodeado de pinos con formas imposibles a causa de la fuerza de la tramuntana, vegetación típica mediterránea y acantilados, se accede a cada una de las más de diez calas en las que refrescarse.
Hacer una excursión en cayac, paddle surf o vela tiene el valor añadido que permite llegar a aquellas calas que solo son accesibles por mar. A golpe de remo, se puede reseguir el litoral y contemplar el paisaje desde una perspectiva que difiere 180º a la que se pueda tener desde tierra. Además, se puede aprovechar la ocasión para ponerse las gafas, el tubo y las aletas y contemplar el fondo marino.
También por mar, y en paralelo al camino de ronda, los casi dos kilómetros que unen el puerto con la playa de Canyelles Petites, conforman un espacio ideal para el entretenimiento de nadadores y triatletas. Esta iniciativa pionera en todo el mundo facilita el disfrute de la natación en aguas abiertas sin peligro, gracias a una detallada señalización.
En definitiva, un entorno privilegiado, mimado y querido por locales y foráneos que invita a disfrutar con el detenimiento que merece un tesoro sin cerradura ni llave.