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Hay cierto desconocimiento de nuestra profesión y su aportación al sistema judicial.

 El Procurador garantiza la igualdad de las partes en el proceso y contribuye a un funcionamiento eficaz de la Administración de Justicia.

 Somos expertos en este ámbito porque conocemos el funcionamiento de los órganos judiciales, participamos en todo el procedimiento, garantizamos la igualdad de las partes.

Esto se traduce en la agilización de los trámites, en una comunicación objetiva y fiel sobre el desarrollo del procedimiento y en un seguimiento continuo  de todas las gestiones del mismo. 

 Por todo ello, creo sinceramente, que el Procurador es un colaborador imprescindible de la Administración de Justicia. 

En mi opinión es esencial una comunicación fluida con nuestros clientes, y que perciban la justicia, no sólo como un poder sino como un servicio.

 Es importante reforzar la figura del Procurador, especialmente en el ámbito de las comunicaciones y ejecución judicial, para consolidarnos en nuestro papel de servidores públicos de la justicia. 

 La representación del cliente, siendo esencial para el buen funcionamiento del proceso, no impide que haya otros aspectos que añadan valor a nuestra función, como la orientación al cliente/abogado, ofreciendo nuestro conocimiento de las dinámicas de los Juzgados como expertos en Derecho Procesal.

La reforma de la Ley reforzará la figura del Procurador como servidor público de la justicia, gracias a las nuevas atribuciones que deberemos asumir, sobre todo en lo relativo a los actos de comunicación y a parte de la ejecución.

 Nos dirigimos hacia un camino de cooperación con la Administración que nos tiene que llevar a agilizar aún más todos los trámites procesales.  

 La búsqueda de la eficacia sin incrementar los costes de la propia Administración es uno de los mayores objetivos de esta reforma.

-Para acabar, ¿Cuál cree Ud. que es el futuro de su profesión?

Es bien cierto que anteproyectos como el de la Ley de Colegios y Servicios Profesionales  dañan claramente  parte esencial de nuestra profesión. Sin embargo, en otra dirección, la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil nos perfila como figura fundamental para mejorar la eficacia de la Administración de Justicia. 

 Estamos viviendo momentos de cambios, no sólo en nuestra profesión,  sino en la sociedad en general, y debemos adaptarnos a ellos teniendo claros nuestros objetivos.

 Sabemos quién somos, cómo trabajamos y dónde queremos llegar. Estamos preparados para asumir los nuevos retos que se nos presentan y miramos hacia el futuro con optimismo.