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Mireia Trias, su directora, y Toni Casanovas, subdirector, nos hablan del origen de la escuela. Fue Gertrudis Castanyer, también fundadora de la Congregación de Hermanas de Sant Felipe Neri, quien en 1880 creó un colegio para chicas. Las raíces filipenses tal como señala la directora son la base de un modelo “que pasa por la estima hacia los niños y las niñas, que son el centro de nuestro proyecto educativo. Y también otros elementos como la alegría, el ambiente acogedor, la afectividad o la sencillez.” 

 Una espiritualidad abierta de base cristiana que es la raíz para un proyecto educativo que se visualiza en una flor. Para su subdirector “el corazón de la flor son los alumnos y de ahí surgen cuatro pétalos que representan diferentes aspectos que la escuela desarrolla en sus alumnos.” El primero representa el Autoconocimiento, “Lurdes es una escuela que despierta la interioridad del alumno y trabaja la educación emocional y en valores y, también, la filosofía” señala la directora. El segundo pétalo representa a alumnos que Saben, que Conocen, “nuestra escuela es una escuela madurativa, donde se mantiene el equilibrio entre la exigencia del trabajo y la flexibilidad propia de una enseñanza individualizada de calidad”. Para ello, además del trabajo individual se refuerzan – en las casi 7 horas diarias de clase, un hecho diferencial- las tutorías, el trabajo en proyectos, desdoblamientos, uso de las tecnologías, atención a la diversidad y a las necesidades especiales de los alumnos, etc. 

 Una exigencia académica que da como resultado, “no sólo que nuestros alumnos mejoren ampliamente los resultados de las pruebas de competencias básicas, sino que al acabar 6º de primaria, sean competentes en inglés y francés y que puedan continuar destacando en los estudios de secundaria en cualquier centro privado o público”, nos explica Mireia Trias, Directora de Escola Lurdes. 

 Y todo ello desde las mejores fuentes pedagógicas donde la escuela ha bebido siempre. Como señala su subdirector, Toni Casanovas,  “participamos desde los inicios en los movimientos pedagógicos contemporáneos catalanes, sin ir más lejos aquí se celebró en 1966 la primera escuela de verano Rosa Sensat, y continuamos buscando nuevos métodos que enriquezcan nuestro proyecto y estos pueden venir de otros ámbitos como la neurociencia o la comunicación.” Todo ello sin olvidar un claustro de 40 profesores implicados en el proyecto y una AMPA que colabora con la escuela reforzando distintos aspectos como la reutilización de libros, las extraescolares, los Grupos de Reflexión de Padres, etc.

 Autoconocimiento, Saber, Creatividad y Respeto que conforman a los alumnos de la Escola Lurdes. Niñas y niños íntegros, que son ellos mismos; respetando su entorno; autónomos y responsables de sus actos; sensibles; creativos; felices y que viven en armonía. En definitiva, como señala la directora, “niños y niñas que aprenden y  que son auténticos”.