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El Periódico de Catalunya

Entrevista a Anna Robert, directora comercial de CASTELL DE L’OLIVER

"En nuestra finca uno se puede relajar escuchando ‘el ruido del silencio'"

La finca Castell de l’Oliver tiene el privilegio de estar ubicado en el corazón del Maresme, rodeada de bosque y con unas magníficas vistas al mar. La masia, del año 1619, llena de historia, es ideal para hacer cualquier tipo de evento. Al ser una empresa familiar, cada uno de los cinco hermanos es responsable de una sección. Allí desarrollan todo tipo de eventos, aunque su especialidad son las bodas. “Organizamos la ceremonia en el jardín, si así lo quieren los novios, y después les aconsejamos tanto en el menú como en la fiesta”, explica Anna Robert, directora comercial.
-¿Qué cree que es lo más importante para la realización de una boda?¿Qué es lo que valoran más los invitados?
Todo es importante. Desde el primer día que viene la pareja a pedir información hasta el último baile del día de la boda, siempre cuidando  el mínimo  detalle y satisfaciendo las peticiones de los novios.
    Para realizar una boda te tienes que fijar en varias cosas, es decir, en las instalaciones, los jardines, por supuesto en la comida, pero también en  una bonita decoración, un buen ritmo en la fiesta y una buena organización.

-Háblennos de su gastronomía... ¿Qué destacaría?
Se basa en una cocina mediterránea, y por supuesto con un producto de máxima calidad.
    Después de degustar el aperitivo, destacaría el carpaccio de gambas con un ravioli de bogavante y verduritas y un crujiente de cochinillo.

-No todos los espacios para bodas brindan también alojamiento… ¿Hasta qué punto es importante? Háblennos del hotel.

Invitamos a los novios a pasar la noche de bodas en nuestro hotel. Para ellos  es muy importante  y cómodo, pues no tienen  la necesidad de coger  el coche al finalizar la fiesta y saben que a la mañana siguiente todavía pueden disfrutar de las instalaciones, con un buen desayuno, y en verano se pueden relajar en la piscina.
    Es un hotel muy pequeño, acogedor y, como nosotros siempre decimos, uno  se puede relajar escuchando “el ruido del silencio”.

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