Rejuvenecer el rostro con naturalidad y sin cirugía
Con el paso de los años, las proporciones y los volúmenes del rostro van modificándose. Esto se debe a que ciertas zonas de la cara, al no tener puntos de anclaje, tienden a descender y a provocar signos evidentes de envejecimiento como surcos nasogenianos, líneas de marioneta, hundimiento de los pómulos y pérdida del óvalo facial.
Hasta hace poco, cada uno de estos signos eran tratados de forma aislada mediante el uso de rellenos sin tener en cuenta la causa que los provocaba y ello comprometía la naturalidad de los resultados.
Según explica la Dra. García Milla, experta en rejuvenecimiento facial sin cirugía con más de 12 años de experiencia, el gran avance en medicina estética es el uso de la técnica de vectores de tensión o tridimensionales para conseguir un reposicionamiento y tensado de las partes con mayor flacidez. Esta técnica permite realizar un abordaje global del envejecimiento del tercio medio e inferior del rostro consiguiendo así una armonía facial y un rejuvenecimiento natural.
Se trata de una técnica no quirúrgica y mínimamente invasiva en la que, según la Dra. García Milla, a través de un punto de entrada y mediante el uso de una microcánula flexible, se efectúan abanicos de tres o cuatro trazos depositando, en la dermis media, un producto reabsorbible que genera tracción y una mayor firmeza de la piel. El uso de microcánulas en lugar de agujas no solo minimiza el dolor, sino que también reduce la aparición de hematomas, aumentando considerablemente la satisfacción del paciente.
Este tratamiento, indicado para hombres y mujeres de 35 a 60 años de edad, suele requerir un mínimo de 2 sesiones y un máximo de 4, con un intervalo de tiempo entre sesiones de 4 a 6 semanas. Los resultados son inmediatos tras la finalización del tratamiento completo, observándose una piel más firme, más tersa, una reposición óptima de los volúmenes y un óvalo facial más definido, y la duración del efecto suele ser de 12 a 18 meses, siempre dependiendo de la edad, del tipo de piel y del estilo de vida del paciente.
Con este tratamiento y esta nueva concepción de la medicina estética, conseguir un rejuvenecimiento facial no quirúrgico que sea eficaz y que no comprometa la naturalidad del rostro del paciente, es una realidad.
Hasta hace poco, cada uno de estos signos eran tratados de forma aislada mediante el uso de rellenos sin tener en cuenta la causa que los provocaba y ello comprometía la naturalidad de los resultados.
Según explica la Dra. García Milla, experta en rejuvenecimiento facial sin cirugía con más de 12 años de experiencia, el gran avance en medicina estética es el uso de la técnica de vectores de tensión o tridimensionales para conseguir un reposicionamiento y tensado de las partes con mayor flacidez. Esta técnica permite realizar un abordaje global del envejecimiento del tercio medio e inferior del rostro consiguiendo así una armonía facial y un rejuvenecimiento natural.
Se trata de una técnica no quirúrgica y mínimamente invasiva en la que, según la Dra. García Milla, a través de un punto de entrada y mediante el uso de una microcánula flexible, se efectúan abanicos de tres o cuatro trazos depositando, en la dermis media, un producto reabsorbible que genera tracción y una mayor firmeza de la piel. El uso de microcánulas en lugar de agujas no solo minimiza el dolor, sino que también reduce la aparición de hematomas, aumentando considerablemente la satisfacción del paciente.
Este tratamiento, indicado para hombres y mujeres de 35 a 60 años de edad, suele requerir un mínimo de 2 sesiones y un máximo de 4, con un intervalo de tiempo entre sesiones de 4 a 6 semanas. Los resultados son inmediatos tras la finalización del tratamiento completo, observándose una piel más firme, más tersa, una reposición óptima de los volúmenes y un óvalo facial más definido, y la duración del efecto suele ser de 12 a 18 meses, siempre dependiendo de la edad, del tipo de piel y del estilo de vida del paciente.
Con este tratamiento y esta nueva concepción de la medicina estética, conseguir un rejuvenecimiento facial no quirúrgico que sea eficaz y que no comprometa la naturalidad del rostro del paciente, es una realidad.